domingo, noviembre 25, 2012

Ley de antes -- Cosa

El recordatorio - Molina Campos
En el ceñudo momento
en que la espada se clavaba
sobre el basto que amenazaba
el que pagaría el aguardiente
sacó su faca caliente
y lo atravesó como a un  pollo.

El pulpero no tuvo antojos
de sacar su fusil viejo
y disparar contra el pellejo
del sotreta cizañero
que por unos pocos pesos
le quitó la vida,
a quien ser decía
el hijo del usía.

Ni de enterrar al cristiano
tuvieron tiempo,
llegaron los ediles
más rápidos que el viento
mientras que el viejo que espiaba
se clavó una última caña
sabiendo ya lo que venía.

No fue sorpresa que cayeran
esposa, hija y el usía
ni tampoco fue que dieran
la orden de abrir fuego
contra el pulpero
y su vieja pulpería.

Más agujereados que un queso
quedaron dos inocentes
diéronle venganza y muerte
a quien por ahí vivía,
uno fue por asesino
y a los otros por testigos.

Que prescriba, pidió el usía
y a otro fue la pulpería.

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