viernes, febrero 13, 2009

Laberinto -- Cosa

Por qué esta maldita costumbre de repetirme, de mirar a mi futuro y ver el constante paso del tiempo, paciente, carnal, silencioso como el brillo de una estrella. Viendo hacia donde voy, pisando lugares que alguna vez ya pisé, en otros momentos, en otras etapas; a veces pisando fuerte y seguro, otras, tanteando en la oscuridad sin estar al tanto de estar sobre tierra firme o apenas una delgada capa de ilusión. La vida a veces parece un espejismo, y otras es tan real que te despelleja sin importarle cuanto dolor puedas soportar. Es cierto, que cada dolor que tenemos somos capaces de superarlo, siempre y cuando, podamos aceptarlo como nuestro, como parte fundacional de nuestra psicología, de nuestra esencia. Qué es nuestra escencia? es el aroma imperceptible de nuestras capacidades, es el sordo sonido de nuestro reloj tictaqueando, es el absurdo de nuestra razón más vertical, es la brisa que nos eriza la piel, el sabor de un beso que alguna vez desbordó nuestro corazón de sonrisas y lágrimas.
Tal vez esta maldita costumbre es una media vuelta atrás, un vistazo obligado a la querencia que dejamos detrás mas no por esto ha de ser olvidada. Cuando olvidamos de donde venimos ignoramos hacia donde vamos, cuando no sabemos a donde ir, silenciosos nos dejamos llevar por las mareas del destino y al llegar a cualquier puerto, ese puerto sería destino. Qué creer entonces? En quién creer entonces? Pues yo he elegido creer en mi, en mis modos y maneras, aceptando que todo error puede ser positivo, aceptando que cada acierto puede ser negativo. Creo en mi, en quienes me aman y me amaron, creer en Dios es mi más dulce bálsamo, aunque no por creer en él, dejo mi vida en sus manos, sus manos son hermosas, cálidas y eternas; las mías apenas son pequeñas, a veces frías y depende para quién... hermosas. Puesto que con las manos se puede acariciar, construir, empezar, erigir, señalar, hacer y tambien todo lo contrario, nuestras manos son hermosas, pero no cálidas, ni tampoco eternas.
No hay secretos en la vida, simplemente hay cosas que ignoramos o no sabemos ver. Por más que cueste la vida, uno debe levantarse y luchar, ni la muerte debería detenernos en el tiempo, ya que nuestra labor es prosperar más allá de cualquier contratiempo, y prosperar significa no detenerse, seguir en movimiento, hacer vibrar los corazones al son del destino, y con mucho esfuerzo seguir, y superar nuestros límites, nuestros propios no, dejando detrás o en algún lugar del camino las cosas inútiles que llevamos y creemos irremplazables. Nada hay irremplazable, si hay indispensables, pero la indispensabilidad de las cosas lo dicta la necesidad que se tiene sobre estas. Cuando uno nada necesita, nada se hace indispensable. Cuando uno nada desea, nada necesita. Cuando uno nada necesita, todo lo tiene. Cuando uno todo lo tiene, tiene plenitud. La felicidad es plenitud.
Tal vez sea por esto que siempre asumo la maldita costumbre de repetirme. Algo que ando buscando y no lo encuentro, a pesar de estar delante mio, brillando como un lucero al cual no puedo distinguirlo por estar tan ocupado buscando otras cosas, otros momentos. Cómo ver un elefante si uno está buscando un ratón!
No por mucho reveer es que se encuentran más secretos. No hay secretos, las cosas son como son y uno se aburre y no cree y por lo tanto, olvida.
Olvidar es peor que morir. Morir es tan solo una etapa, olvidar es escapar, desaparecer en vida, secarse hasta convertirse en un punto blanco en algún lugar de la hoja aún no escrita.
Recuerdo el pasado pero no vivo de él, actúo en el presente en pos a un futuro que anhelo con la formación que me dio el paso del tiempo. El futuro? El futuro es una ilusión parida por nuestras causas, azares y necesidades.
Quién soy yo? Pues un ser que se repite hasta aburrirse y encontrar un nuevo camino el que hará y recorrerá todo el tiempo que sea necesario.

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