miércoles, marzo 26, 2008

Tantas cosas lindas y tantos imbéciles sueltos -- Poesía

No conozco Nueva York
tampoco París, Madrid o Roma
no conozco Londres,
ni Dublin, ni Oslo, ni Moscú, ni Pekín,

me encantaría conocer el Tibet,
los siete mares mediterráneos,
las infinitas islas del Pacífico
y recorrer las selvas de la Africa Negra.

Pasearme en avioneta sobre el desierto del Sahara
mirar la aurora boreal antes de tomar una siesta
navegar a orillas de todo ese hielo que llena el sur del planeta
y ver la violencia volcánica ahí cerca de las costa de Hawaii.

Quiero conocer personalmente
el lugar exacto donde se mezclan
un río amarillo y un río negro
dando vida al Amazonas.

Me gustaría poder beber agua
de cada río que baja de la montaña,
de cada lago, de cada vertiente
sin el miedo a muerte que esté contaminada.

Y sabés por qué escribo esto?
Porque no creo que sea posible que yo lo vea, que yo lo viva
y lo más seguro, que si las cosas siguen como hasta ahora,
no creo que sea posible que vos lo veas, que vos los vivas,

porque el mundo se volvió loco
y la gente pareciera que lo que quiere es destruir el planeta
y como viene la mano, nadie es capaz de parar esta locura
por esto es que escribo para las generaciones futuras

para que sepan que alguna vez existieron
cosas que fueron distintas y especiales
y que a esas cosas las destruimos
con saña, ambición y perversión

que nunca pensamos más que en nosotros mismos
y de una manera tan tonta es que lo hicimos
que nunca vimos que era lo que pasaba a nuestro alrededor
y echamos la vida por tierra hasta enterrarnos en nuestras miserias.

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